Yo... estoy confusa.
Me cuesta escribir sobre eso,
embutir en frases bien hechas ciertos sentimientos. Por pudor, claro,
pero también y ante todo porque tengo la sospecha de que hay temas
demasiado complejos como para que los pueda digerir, así, como si
fueran yogur aguado, mi cerebro.
Me asombra la agilidad con que otros se
manifiestan aquí y allá, en las redes sociales, como si tuvieran
una sólida formación en geoestrategia, como si cada mañana
desayunaran café y gas pimienta.
Por eso me callo e intento que aquellos
sentimientos se revelen a través de ojos que ya no parecen tener
tensión suficiente como para mantenerse educadamente encajados en
sus cuencas. Veo y no entiendo. Veo y me estremezco. Veo y escucho y
casi huelo, y entender de inmediato me parece casi un acto
arbitrario. Y, sin embargo, me empeño en ello.
Yo...vivo una vida sin estridencias.
Tengo un trabajo, vivo con quien quiero, uso mallas elásticas que me
marcan las piernas. Estoy relativamente informada del penoso curso
del mundo. Hablo mirando a los ojos y a veces me invento problemas.
Me encanta servir comida rica y que me la sirvan. Me encanta mirar
hacia arriba cuando paseo bajo árboles. Me encantan el mar, el sol
de invierno y hacer crujir la hojarasca. Me encanta lamer helado en
su cucurucho y dejar que la tarde se escurra imaginando vidas.
Hay canciones que me dejan el corazón hecho una bola de aluminio.
Tengo gastos de los que no depende mi supervivencia. Me voy a la cama
sin deudas. Estoy enamorada del hecho puro y banal de estar viva.
Puedo llegar a comprender que alguien
menos afortunado que yo enloquezca de odio al toparse en la calle o
en vídeos con manifiestaciones como esta. Entiendo que gente que
lleva comiendo mierda antes que potitos termine vomitando mierda.
Entiendo y no que haya a quien esta vida fácil le parezca un agravio
hasta el punto de querer vengarse .
Entiendo que haya quien diga que gente
como yo vive instalada en una narcótica complacencia. Entiendo
que a muchos indigne que lloremos más a unos muertos que a otros. Lo
entiendo, y comparto ese enojo, pero a la vez pienso en secreto que
uno no siente la misma culpa al devorar un suave corderito que un
pollo o una gamba, y que el miedo y la desolación te contagian mejor cuando los
tienes más cerca. Cuando el horror se introduce en el meollo de los
regalos. Cuando tu hermana vuela en ese avión que a lo mejor, o tu
amigo iba a un concierto a Brsuselas y... Entiendo que a cualquiera
esto le parezca desalmado, pero el dolor puede convivir sólo hasta
cierto punto con lo abstracto.
Entiendo que haya a quien le parezca que
debemos sentirmos culpables por haber vivido hasta ahora ajenos a la
angustia. Que la verdadera democracia es la del miedo. Que todos
somos cómplices: por votar a gobiernos rendidos al negocio del
crimen. Por ser yonquis del petróleo. Por ver las noticias
y...y...no saber gestionar adecuadamente la información de
naufragios y éxodos, guerras dirigidas por control remoto, pijamas
naranjas y machetes.
Lo entiendo y no. Es demasiado complejo.
Demasiado higiénico. Por ahora me limito a aspirar el olor hediondo
de la zozobra, la aprensión y la pena.
Todo es taaan complejo! ...las palabras y nuestro cerebro no dan para tanto, aunque las tullas se aproximan a ese sentimiento que muchos tenemos y no sabemos expresar.
ResponderEliminarAbrazos!
Las palabras sobran la mayoría de las veces, así es que no sé cómo la evolución no empuja hacia un tipo de comunicación algo más digno.
EliminarAbrazos para ti también.
Se me ha borrado todo el post y era largo :( Resumo: me gusta tu blog, te invito a ver el mío. Y sí, a todo lo que dices, tengo la sensación de vivir bajo una pesada losa en el aire, en el anterior comentario que se me fue antes de mandarlo lo explicaba mejor. POr cierto, te sigo desde ahora si me dejas :)
ResponderEliminarBesos
¿Te dejo? ¡Que te pongo un piso! Y me paso por el tuyo, claro.
EliminarLo de los comentarios...tengo que hacer algo para que no os pase eso y a la vez no me acose el spam moldavo.
Un abrazo fuerte.
Comparto tu confusión y tus dudas. Sí, es todo demasiado complejo, demasiado doloroso. Desde una vida normal de persona normal intentar encontrar una explicación o una solución a tanto sufrimiento de tanta gente en tantos sitios durante tanto tiempo es abrumador... yo creo que solo nos queda intentar ser lo mejores personas que podamos, lo más decentes, generosos y tolerantes en nuestra pequeña esfera de influencia. Millones de ínfimos granos de arena algo se tienen que notar... Y nuestros votos también. Sé que suena terriblemente papanatas pero es lo único que me consuela porque es lo único que me siento capaz de hacer...
ResponderEliminarBeso
No suena papanatas: suena terriblemente decente. Al fin y al cabo, la condolencia se confunde fácilmente con la palabra fácil. Y a tu tercera frase no le sobra NI UNA. No queda otra opción que no sea aire.
EliminarUn beso (y ya tenía ganas de que empezara la obra!)